Federación – Historia
(J. Senent Llácer. El Puerto. 1955).
La primera falla tuvo su «llibret», de desconocido autor, donde se relata la «esplicasió y relasió de la Falla del calle del Poeta Llombrat. Puerto de Morvedre. 1927». Interesante cuadernillo de 16 páginas subvencionado, como es habitual, por el comercio del barrio El «llibret» Está dividido en cuatro partes: Preámbulo, Relación, Explicación y Despedida. En 1930 Carmelo Rueda construye el monumento fallero para la comisión de la calle Teodoro Llorente. En aquella ocasión se dedicará a las mejoras urbanísticas, aguas, alumbrado, etc. de Puerto de Sagunto. Según el boceto que se conserva en el Archivo Municipal, el artista refleja la necesidad de solucionar los problemas del aigua potable. Una gran noria montada sobre una moneda de «duro» de plata es accionada por un usuario que espera la llegada del preciado líquido. Junto al farol un «portsagunti» separa con un candil. Cuando Vicent Andrés Cerveró propuso a la Sociedad vitivinícola Saguntina «plantar» una falla en la ciudad en 1932, en el Puerto de Sagunto ya se había consolidado esta tradición que iniciarán los aprendices de carpintero de la capital del Turia. Cuando en Sagunto ciudad se pensaba plantar una falla, la primera de su historia, en el Puerto de Sagunto era ya tradicional que, por lo menos, una comisión de entusiastas falleros ofreciera sus vecinos estos monumentos de cartón y madera. La falla de 1931 plantada en el cruce de las calles Luis Cendoya y conde de Romanones estaba dedicada al deseo de segregarse el Puerto de Sagunto. En aquella ocasión la idea de la segregación, después del fracaso de 1927 y posteriores intentos, no se había olvidado, se mantenía viva en el sentir de algunos habitantes del Puerto de Sagunto. El motivo monumental de la falla de 1931 era un mojón de separación de términos, con el escudo del nuevo poblado levantino, Algunas críticas y un Azogue que representaba el progreso y el comercio y que los concejales de la Ciudad consideraran un insulto, por lo que prohibieran el montaje d’aquella falla. En 1932, se «plantó» la primera falla en Sagunto ciudad. En 1931 Vicente Andrés Cerveró proponía organizar las fiestas falleras en la Sociedad vitivinícola Saguntina. La propuesta fue aceptada y así, de esta forma, se inician las fiestas falleras en la ciudad. La primera comisión la presidía el mismo señor Andrés Cerveró, formando parte activa los socios: Francisco Casañs, Ramón Palanca, Miguel García, José Báguena, Joaquín Peña, Manuel Martínez, Amadeo y Francisco Orilla, Ramón y José Lluesma. La sede de la primera «comisión» se estableció al «Bar de Bono», lanzándose desde allí los falleros a la calle para iniciar «l’apunta», disparándose una traca de cien metros y siendo acompañados por la «xaranga». Las cuotas se establecian en tres categorías: cinco, diez y veinticincos céntimos semanales. Próximas las fallas de 1932 se dio un baile en el desaparecido «Cinema Sagunti» el empresario, señor Villalba, ofrecía la sala gratuitamente. Por votación popular fue elegida «bellesa fallera» la señorita Consuelo Alcamí, con escaso margen de diferencia sobre Josefina Rojas, por la razón de la que se acordó el nombramiento de ambas dos en aquella ocasión. El «monumento fallero» se construyó en unos talleres del Puerto de Sagunto, siendo sus artistas Antonio Blasco y Francisco Fernández. La falla fue transportada a la ciudad antigua sobre dos bateas cedidas por Altos Hornos del Mediterráneo, S.A. La historia fue el tema elegido para la primera falla de Sagunto ciudad. La invasión de los cartagineses y la segunda Guerra Púnica. De un gran libro salían llamas que conseguían más de quince metros de altitud, rodeadas d’un castillo. Las figuras eran saguntinos que se tiraban en el fuego, otros morían a manos de los cartagineses. Capiteles con alegorías representando a la industria, la agricultura, el comercio, la música y un avión, a gran tamaño, que simbolizaba la llegada del nuevo régimen republicano, completaban los temas de aquella primera falla. La falla se «plató» en el Camin Real, frente al Ayuntamiento, frente de los míticos comercios de Caruana, la Palma, Peña, etc. Las alegorías del trabajo fueran indultadas y regaladas entonces al alcalde Juan Chabret Moreno. El autor del libret qué contiene la falla lo redactó un poeta saguntino, Manuel Graullera, mejor conocido como Nelo Caguetas. Las fallas infantiles se iniciaran en la ciudad de Valencia en 1874, pero será a los años 30 del siglo siguiente, cuando se abandona la antigua tradición de recoger trastos viejas y maderas que eran arrastrados con una alfombrilla vieja. Los niños empiezan a imitar a sus mayores reproduciendo las fallas grandes a tamaño reducida y en muchos casos, como dice El Fallero de 1936, superando en gracia e ingenio a las grandes. La prensa de los años 30 se hizo eco del incremento de las fallas infantiles. por el «Pensat i Fet» de 1933 sabemos que la mayoría de las comisiones falleras contaban con su comisión infantil, e incluso con «Bellesa Fallera». La revista «El Fallero» critica la proliferación de estas fallas y la insistencia de los niños pidiendo la voluntad para la falla. La revista El «Bunyol» en su número de 1936, dará a conocer a la «Miss Fallera Infantil». Pensado y hecho de 1935 publicano 12 bocetos de fallas titulando «los Pensat i Fec infantil». La publicación que de alguna manera aglutinó al pequeño mundo fallero de los niños fue el suplemento del Mercantil Valenciano, «Los Chicos», edición semanal que dedicó gran atención a las fallas infantiles de Valencia y otros ciudades de su provincia. En noviembre de 1929 el diario El Mercantil Valenciano inició la publicación del suplemento infantil «Los Chicos» que muy pronto inició la publicación de las fotografías de las comisiones y bocetos de las fallas infantiles, no solo de la capital, sino de los pueblos y ciudades donde se «plantaban» los pequeños monumentos falleros, Sagunto entre otros. De las fallas infantiles saguntinas se hizo eco en diferentes números, como veremos. En el ejercicio de 1934-1935 la comisión fallera infantil Pacheco-Sant Miguel, de Sagunto, «plantó» su monumento en la calle Pacheco (Camino Real) . La comisión la formaban; Salvador Blay, presidente; Santiago Moreno, vicepresidente; Enrique Camarelles, secretario; Enrique Gironza, vicesecretario; Enriqueta Collado, presidenta; Elia García, vicepresidenta; Lolita Graullera, secretaria; Juanita Collado, vocal. Asunción Ordaz fue renombrada belleza fallera y Amparito Camarelles dama d’honor También en el ejercicio 1934-1935 se «plantó» en la plaza del Salvador la falla infantil «La Colilla». La creación de esta comisión parte de la Sociedad Vitivinícola Saguntina. La comisión la presidía Pedro Lozano y formaban parte d’ella; José Carot, vicepresidente; Andrés Robustiano, secretario, Vicente Blasco; vicesecretario, José Bono; tesorero. José Navarro, Vicente Villar, Manuel Lozano y José Escrig, vocales. Las bellezas falleras eran Paquita Tapia Cerezo y Marine Tuerto.
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